Las aldeas, siglos IX-XI La fundación de monasterios marcan fuertemente el proceso repoblador, con más de 37 centros monásticos en el Bierzo, San Pedro de Montes, San Andrés de Vega de Espinareda, Stª María de Carracedo. Conformando entre otros la denominada Tebaida berciana, en los valles del Oza y Montes, y propiciando el desarrollismo entorno a cenobios.
El nacimiento de las villas, siglos XII-XIII Predomina el viñedo en la parte baja del Bierzo, y la ganadería en las montañas.
Con la división social en tres estamentos, oratores, bellatores y laboratores, aparecen las órdenes militares de Santiago, Temple y Hospital.
En el año 1178, por concesión del Rey de León D. Fernando II, los templarios se establecen en el Bierzo.
A partir del siglo XII se invierte el proceso de fortalecimiento monárquico, con la feudalización del reino castellano-leonés. De ese modo el territorio del Bierzo anteriormente gobernado por un conde o un merino de nombramiento real, sufrirá una fragmentación en unidades políticas más pequeñas: las Tenencias (gobernadas por Tenentes), que abarcan el territorio de una población y su alfoz.
Baja Edad Media, siglos XIV-XV El Bierzo vive un clima de gran conflictividad social, que se concreta en las revueltas irmandiñas en las que tiene un protagonismo indudable el Conde de Lemos.
Antiguo Régimen, siglos XVI-XVIII Se produce la consolidación del Marquesado de Villafranca.
El crecimiento del consumo, desemboca en una revolución industrial "industriosa".
La actividades industriales principales son la textil, con una producción de 30.000 varas de lienzo, es su mayoría lino, sobre todo en el Valle del Boeza, y las ferrerías (en su mayoría hidraúlicas), mazos y fraguas, algunas de las cuales podemos verlas hoy en día.